sábado, 1 de junio de 2013

Solo quería estar con ella


El tiempo que compartía al lado de Lulú, sus pensamientos, su sonrisa y sus comentarios hicieron que me enamorará  de ella. Recuerdo que Lulú  tenía novio; yo estaba enamorado de ella y eso no me importaba. Su relación sentimental al parecer tenía problemas. Recuerdo lo mucho que nos gustaba criticar a los profesores y compañeros. Solo una mirada entre ella y yo, y sabíamos de que nos reíamos. El tiempo que compartíamos juntos bastó para pasar de un abrazo a besos en  la boca.
Era el último semestre que cursaba   en la preparatoria; Lulú y yo estudiábamos la capacitación en Informática. Ella y yo, hicimos equipo en las materias de Diseño de Aplicaciones con Programas Integrados, Base de Datos y Redes. Estas materias se impartían en una macro sala, la cual no tenía suficientes computadoras; era por eso que los maestros nos hacían formar equipos. Cuando entrabamos a estas  clases Lulú y yo, solo jugábamos en Paint; revisábamos y escribíamos comentarios en el hi-5. No recuerdo alguna clase en la cual no parábamos de reír.
La escuela, a lado de Lulú, era sencilla; regularmente las clases eran de dos horas; los maestros solo daban clase una hora, máximo una hora y media. Ella y yo entrabamos a  clase, desayunábamos, volvíamos a clase, posteriormente salíamos de la escuela, íbamos a comer, caminábamos hacia Mundo E y trasbordábamos un microbús hacia el Parque Naucalli. Yo adoraba ir a ese parque con Lulú; llegábamos en especial a un árbol grande y con mucha sombra.
Recuerdo muy bien a la mamá de Lulú; ella y Lulú eran muy parecidas en su aspecto físico. Cuando su mamá sabía que yo iba ir a su casa, siempre hacía algo de comer para Lulú y para mí; también hacía una jarra de agua natural y siempre me ofrecía algo más para comer. Lo que más me sorprendía de la mamá de Lulú, era que me decía: “Ay Eduardo, que lindo eres, gracias por traerme a mi hija sana y salva; ella, se la pasa hablando de ti  Eduardo, esto Eduardo, lo otro.” La mamá de Lulú, no imaginaba que ella y yo, veníamos del parque; en el nos divertíamos en los juegos, comprábamos  espuma y jugábamos con ella. La mayoría de veces solo íbamos para estar juntos y disfrutábamos de ser novios.
 Ni estando en la casa de Lulú, nos comportábamos e igual reíamos y jugábamos. Lulú se ponía nerviosa; cuidaba de que su mamá viniera y nos encontrara besándonos. En otros lugares que no fuera su casa, a ella, no le importaba lo que decían los demás.

1 comentario:

  1. Hola Eduardo!!
    En el segundo renglón no completaste la palabra ( enamorara ) la dejaste enamora.

    Y que paso con el novio de ella? (jaja es chisme)

    Saludos!!!

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